Sinceramente no pienso lo que hay que pensar. Pensaba y pensaba mientras Esteban no sabía como entrar en aquel local. Local contra visitante, partido difícil se le avecinaba a un equipo de música, muy caro en todos los establecimientos.
Esteban no entendía nada, corre, salta, su profesor de educación física le gritaba, le forzaba a ser el mejor actor de toda España, mientras ansiaba ganar el premio Goya, que pintó cuadros ilustres, fantásticos universos dónde el Sistema Solar ejercía ser el centro de mi vida.
La vida, la vida ha sido concebida para bailar, siendo el John Travolta de Esteban. Ella lo miró, cuadro fantástico el último que pintó, grande es. Se acercó, cómo la brisa golpea, con un potente izquierdazo a Rocky Marciano en la fina por el campeonato de Formula 1, solo el mejor coche queda primero, no el competidor.
La sangre se le helaba mientras ella contemplaba la luna llena sobre París, transformó en lobo a Denise, Au! Au! Au! Espartanos se levantan como si jamás hubiesen caído, hacia el vacío, se me repite el sueño continuamente, creo que es hora de visitar a un psicólogo. Doctor, ¿qué ocurre? preguntó Esteban, mientras se remangaba las mangas para ir a buscarse la vida, dura la calle, c'est la vie, mon ami, ¿a mi que me importa lo que tú comentes? Comes entes, te comes mi espíritu, tu, que bienaventurado seas en mi maravilloso mundo de fantasía, así comencé, así termine, coherencia e incoherencia, que más da que el tema teatral de este ensayo sea la virtud, tu, que con tus pecados hablas, de profanar, proforma, la del gobierno, basura. Multiculturalidad, Esteban... ¿¡TE ENTERAS!? Estoy enamorada de ti. Jamás hubiese pensado que el amor de mi vida fuese ella, nosotros vosotros y ellos, así terminó el examen de Lengua, la que metí en tu boca, desenfreno sexual, sexo, drogas y rock'nd roll pa' tu body, siniestro, movimiento, el texto que te relato, cómo poesía en prosa, como teatro en verso. ESTEBAN, ¿ya?
Por: Jesús Manzax
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