sábado, 2 de noviembre de 2013

HISTORIA: Carlos y Sofía.

                 Sofía estaba bastante triste y desesperada. No sabía que le pasaba a Carlos, estaba harta de que desapareciese cada dos por tres. La veía muy poco, no la llamaba apenas, etc. ¿Cómo puede ser eso posible? Hasta hace tres meses eran inseparables. Él siempre le traís un detallito, nada del otro mundo, pero siempre le sacaba esa sonrisa que le volcía loco, dónde en sus fantasías, se veía con ella paseando por las románticas calles de París.
Dos semanas hacía ya que Carlos no daba señales de vida. Sofía lloraba en su cuarto, desconsoladamente, mientras sus amigas insistian en que él no era alguien en quien confiar, ya que su novia estaba más triste que nunca y ni se molestaba en aparecer. Ella no les hacía caso, sabia que Carlos la seguía queriendo, ella era su "pequeña".
Tras seis meses, y sin dar señales Carlos, Sofía pasó de él. Lo olvidó, inclusive conoció a un nuevo chico, Marcos, que le alegraba los días, le sacaba las mismas sonrisas que Carlos. Esos encuentros en el parque, tan acamelados, sus muecas, sus chistes, sus miradas... Poco a poco tapó el daño producido por Carlos.
Tres meses más tarde, de la nada, Carlos llamó a Sofía. Estaba patidifusa, ¿cómo puede ser que Carlos apareciese así, de la nada? Él le insistió de quedar, aunque, como es normal, ella se negaba rotundamente, no quería saber nada de aquel hombre que tanto daño le hizo, pero, casi milagrosamente, aceptó.
Se vieron en el parque donde se conocieron por primera vez. Él se acercó con una sonrisa enorme y le dijo: "Hola, mi pequeña, anhelaba verte de nuevo". Sofía, hecha una furia, le reprochó todo lo pasado. Él, se acercó y la besó. "¿¡PERO COMO PUEDES TENER TANTA CARA!? ¡¡VETE, TENGO UNA NUEVA PAREJA Y TE HE OLVIDADO POR COMPLETO!!" exclamó Sofía entre lágrimas. Carlos, la tomó de las manos, y le dió dos billetes de avión para ir a París. "NO LO PUEDO ACEPTAR". Él insistió en que los cogiera, con una enorme sonrisa. Sofía los cogió y se marchó entre lágrimas, no dando credibilidad a lo que estaba ocurriendo.
Los billetes, guardados en el cajón, acumularon polvo y tiempo, aproximadamente un año. Marcos, el chico de Sofía, se los encontró por casualidad, y se fijó en que había una carta entre ambos billetes. Se dispuso a leerla. "¡SOFÍA, CORRE VEN! Leela por favor" dijo Marcos con los ojos húmedos.
Sofía rompió a llorar desconsoladamente. Tiró la carta al suelo y se dispuso a llamar.

En la carta decía:
"Mi pequeña, siento haber desaparecido todo este tiempo, pero no quería que sufrieses por mi. Siento habertelo ocultado tanto tiempo, pero me diagnosticaron cáncer terminal, y lo último que quería es verte triste durante lo que me quedaba. Doy gracias a tus padres, maravillosos ellos, por guardarme el secreto. Me contaron que conociste a un chico nuevo, que te saca las mismas sonrisas que yo te sacaba. Esos dos billetes no eran para nosotros, sino para vosotros, para que pudieses disfrutar de nuestro sueño con él, para que se cumpliesen tus fantasías. Me queda una última vez que verte, y mi sonrisa será igual que las anteriores, porque tienes ese
don, ese maravilloso don, de hacerme feliz incluso en mis peores momentos. Sabes que te quise, te
quiero, y siempre te querré, porque, el amor es eterno, y siempre viviremos en los recuerdos,
en esos maravillosos recuerdos.

Te amo. Carlos."
Al borde de un ataque, Sofía no daba expectación a lo que oía por teléfono. La madre de Carlos,
con una voz rota, le confirmó que su hijo murió hace diez meses. Sus últimas palabras fueron: "
Sofía, mi ultima visión de ti es lo mejor que me llevo".


Por: Jesús Manzax

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