martes, 20 de mayo de 2014

El asesinato de Isabel Carrasco. ¿Consecuencias en la libre expresión?



                    Como todos hemos oído en las noticias televisadas, prensa, redes sociales, radio, etc.. el día 12 de mayo de 2014, Isabel Carrasco, diputada provincial de León, fue asesinada por dos presuntas homicidas (madre e hija) con una pistola como arma en la escena del crimen. No me voy a adentrar en la noticia, pues miles de medios la han publicado y no me satisface relatar los hechos. Aquí, en este blog, vamos a ahondar en las consecuencias, en la continuación de la parafernalia que un crimen de esta categoría puede ocasionar. No voy a debatir mi opinión acerca de la persona en sí, no por entrar en temas tabú, sino porque simple y llanamente, no me apetece comentar.

12-M. Revuelta de las redes sociales

Tras la muerte de Isabel Carrasco, las redes sociales entran en colapso debatiendo y comentando los sucesos acontecidos aquél día. Partiremos de la premisa de que existen según mi criterio, tres tipos de público; un público constructivo, un público indiferente, y un público destructivo.

El público constructivo es aquél que comenta la noticia exponiendo su punto de vista de forma civilizada. Con "de forma civilizada" no me refiero a moral ni ético, sino que lo expresa de una forma razonable, sin importar si la muerte de esta señora le entristece o no.
El público indiferente es aquél que no comenta nada acerca de la noticia. Les es indiferente totalmente y se mantienen al margen.
Y por último, el público destructivo es aquél que comenta la noticia exponiendo su punto de vista de forma violenta, no civilizada, dañina, etc. (no me quiero referir con esto al humor negro). Un ejemplo sería, hacer apología a la violencia, a asesinar la casta política... incitando a las masas (no importa que seas muy conocido) a hacer acto de sus ideologías.

Una vez visto estos tres tipos de público, profundizaremos dónde se está caldeando más el ambiente: Twitter.

                    Miles y miles de usuarios de esta red social comenzaron a twittear sobre lo sucedido. El público destructivo se iba haciendo auge, siendo cada vez más agresivos, incitando cada vez más a la destrucción. Obviamente, a mi parecer, estas acciones me parecen lamentables. Por muy mala política que fuese esa señora, o por muy poco aprecio que le tuvieses, siempre hay que saber dónde está el límite. Ahí es cuando el Cuerpo Nacional de Policía en asuntos Telemáticos entra en acción. Comienzan a registrar cuentas, en busca de apologías destructivas, deteniendo a los causantes en días posteriores y siendo interrogados pendiente de juicio.

El auge de la hipocresía policial

                    Esto es lo que me toca realmente los cojones (perdón por la expresión), que se pongan las pilas cuándo ha sido tocado un asunto político de nivel nacional. Antes de la defunción de esa señora, se acosaba, insultaba, extorsionaba hasta la saciedad, etc. a miles de personas indefensas. Denunciabas y no te hacían ni caso, eras pasado desapercibido. Lamentable que tras esto, si se toman medidas, y anteriormente fuera nulo el caso. Dicen que siempre ha de haber un inicio, pero, daros cuenta que, los únicos detenidos son usuarios con apologías violentas de índole política.

¿Cuánto durará esta caza de brujas? ¿Dictadura ante la libre expresión, o deber del Estado? Ustedes deciden.