¿Cuántas veces habéis oído eso de: "Soy el más guapo", "Soy el más listo", "Soy el más chulo" etc. proveniente una y otra vez de algún determinado personaje? Pero no una vez, ni dos, ni tres, sino miles y miles de veces en un periodo lapso de tiempo. Si, queridos lectores, continuamente sufrimos de estas pesadillas de personas. Pero lo más triste no es que destaquen en prepotencia, anti-humildad o ego exacerbado, sino que ellos mismo se tienen un falso autoconcepto de ellos mismos, buscando la reiterada llamada de atención, buscando una autoestima estimulada por terceras personas.
¿Por qué ocurre esto?
Por la verdadera baja autoestima y autoconfianza de la persona en cuestión. Digamos que, el alarde de virtudes es inversamente proporcional al autoconcepto favorable de ti mismo. Si una persona se quiere, se siente la mejor, no pregonea sus aptitudes a diestro y siniestro, sino que demuestra humildad, nobleza, y un sinfín más de virtudes que lo catalogan de alta autoestima.
La vida es sencilla en sí. Una de las leyes universales es: "Somos lo contrario a lo que intentamos aparentar"; pues hay una enorme diferencia entre el que se muestra tal como es, al que lo intenta demostrar falsamente, y es que el primero no necesita decirlo, el segundo si.
¿Cómo sabemos si estamos ante una persona así?
Simple, lo más obvio es que continuamente va a estar haciendo alarde de sus "aptitudes". Una cosa es decir de vez en cuando que se te da bien tal, y otra muy distinta es hacerte pesado todo el día con eso mismo. Podríamos poner un ejemplo sencillo (que decir que siempre lo englobaremos en conversaciones formales, nunca si estamos de broma):
- Pues ya ves tío, soy un triunfador.
- Mira que bien, me alegro.
- Pues si, me marco mis triunfos mucho.
- Ammm... está bien eso.
- Soy el mejor, me quiero jajaja ¿Cómo puedo ser tan guapo?
Triste pero cierto. Pero no pretendo cambiar el mundo, solo contar lo que veo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario